Las voluntades ajenas
Quien dirige otras personas
debe de tener muy claro
su trabajo es el servicio,
no la vanidad del mando.

Conseguir el que otros hagan
lo que pides y deseas
te será labor difícil,
más difícil que tú hacerlas.

No pretendas dirigir
lo que hagan los demás
si antes a tu propia vida
no has sabido encarrilar.

Si estás ciego de pasiones
no verás que es evidente
que de un conductor ciego
no se va a fiar la gente.

Si pretendes que te sigan
debes de ser tú el primero
en esfuerzo y valentía
protegiendo a todos ellos.

Debes conocer muy bien,
actuando con prudencia,
ser valiente y decidido
y prever las consecuencias.
Ante todo tú procura
ser humilde y ejemplar,
entregarte tú primero,
sólo así te seguirán.

Pues si tú no amas primero
ellos no te van a amar,
y si antes no te aman,
menos te obedecerán.

Ante las dificultades
debes ser muy comprensivo,
colabora, facilita
y no exijas sin motivo.

Si utilizas la violencia
ya lo has dado por perdido,
justificas que los otros
hagan contra ti lo mismo.

Además tú nunca olvides
respetar su libertad,
porque cada cual es libre
y decide adonde va.

En el fondo todos buscan
una cosa elemental,
que les quieran y respeten
y poder vivir en paz.
Las voluntades ajenas
todos quieren manejar,
pero cada cual es libre
y decide adonde va.

Piensa el niño cómo puede
de sus padres conseguir
que le cumplan el capricho
que le va a hacer muy feliz.

Cuando un chico busca chica
piensa cómo logrará
que le quiera y que le acepte
sin quitarle libertad.

Quieren conseguir los padres
en sus hijos su ideal,
y no saben darse cuenta
que ellos lo decidirán.
Los políticos pretenden
transformar la sociedad,
que la gente sea sumisa
y la puedan manejar.

Hay también líderes malos
que les mueve la ambición
del poder y la riqueza,
llevan a la perdición.

Utilizan el engaño,
el soborno, la violencia,
todo tipo de maldades,
del poder nadie los mueva.

Hasta enfrentan a personas
falsificando la historia,
malos líderes que crean
más rencores y discordias.