Mi tío Macario Esta mañana temprano salgo a la puerta de casa, sentado está en el madero, tomando el sol de mañana, mi tío abuelo Macario, con su boina y su cachava. Siempre me habla y sonríe y me sigue su mirada. Manos venosas, huesudas, de una vida trabajada. Le gusta hablar con los niños, aunque casi no oye nada, me regala una ciruela que en sus manos manejaba, a cambio de prometer que cuando al cielo se vaya le rezaré un padrenuestro para ayuda de su alma. Siempre me pregunta cosas de la escuela y de la casa, llega mi primo José, ”Corralejo”, así le llama. |
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Al levantarse me pide que le acerque su cachava, apoyado en ella va muy despacio hacia su casa. Estos días ya no sale, está muy malo en la cama, veo al cura y monaguillos que vienen hacia su casa, |
le traen los sacramentos, la gente queda a la entrada. Muy de mañana se oye el repique de campanas, ha muerto mi tío Macario, en Dios descansa su alma. ¡Qué pena! Yo me retiro, voy a cumplir mi palabra. |