Río Odra, origen.

Yo recuerdo que de niño
caminé sobre tus aguas
en aquél día tan frío
en que estaban congeladas.

Otra vez he paseado
por tu lecho sin mojarme
en agosto de aquel año
de sequía implacable.

Un día quise conocer
el lugar donde tú naces,
saber tus fuentes primeras
y ver tus primeros valles.

El agua, que desde el cielo
en lluvia y nieve ha caído,
tan pronto ha llegado al suelo,
la peña se lo ha bebido,

y ha circulado por ella,
en su interior escondida,
como sangre por las venas,
que da la fuerza y la vida.

Y la montaña ha querido
dejarnos su sangre limpia

como el costado de Cristo,
brotando por sus heridas.

Tu madre es Peña Lora,
has salido de su entraña,
te cuidan y te protegen
Peña Amaya y Peña Ulaña.

Tus aguas son cristalinas,
y salen a borbotones,
lanzándose por cascadas,
forman hoces y cañones,

y sin miedo se encaminan
saltarinas, decididas,
van dispuestas a afrontar
los azares de la vida.

Pasas un desfiladero
que Piscárdanos se llama,
después dejas ya las peñas
y vas por tierra más llana.

Luego en caminar pausado
visitas a muchos pueblos,
campos de trigo dorado,
choperas, prados y huertos.

En tus crecidas remueves
los cantos que te acompañan
son trozos muy desgastados
de aquellas peñas lejanas.

Han dado miles de vueltas
por el fondo de este río
rozando unos con otros 
a lo largo de los siglos.

Hay fósiles de animales
en los cantos incluidos,
encontré erizos de mar
y caracoles marinos.

Aquel mar donde vivieron
está desaparecido
pues las peñas que ahora vemos
eran su fondo marino.

Muy despacio han emergido
hasta llegar a esa altura,
y a la vez se han desgastado
por los ríos y las lluvias.