Muñequito

Amapola que creces
entre los trigos,
tú transformas el verde
en rojo vivo.

Engalanas los prados
en primavera,
los senderos del monte
y las cunetas.

Ya son largos los días
y el sol calienta,
todo el campo parece
que está de fiesta.

Con la flor de amapolas
yo haré un muñeco,
rebuscando un capullo
ya casi abierto.

Con cuidado separo
esas dos hojas
y descubro que dentro
las tiene rojas.
Estirando muy suave
y muy despacio,
sin romperlo lo saco,
algo arrugado.

Es un cuerpo con brazos,
ya sólo queda
colocar lo adecuado
para cabeza.
De otra flor yo retiro
su pucherito
y lo pongo pinchado,
queda bonito.

Mi muñeco parece
un cardenal
que celebra la misa en
la catedral.