El lápiz
Era un lápiz nuevo,
largo y reluciente,
de colores bellos
y punta reciente.

Comenzó su vida
en manos de un niño,
su nombre tenía
en un lado escrito.

Pasaron los días,
y se fue gastando,
y entre las pinturas
costaba encontrarlo.

Chupado y mordido,
llevaba marcados

los dientes del niño
por todos sus lados.

Perdido su brillo,
daba pena verlo,
le miraba el niño
ya con menosprecio.

 
Mas él se sentía
feliz y dichoso
de toda su vida
decía orgulloso:

Pues mi vida ha sido
servicio y amor
hacia este niño
de mi corazón.

Siempre juntos fuimos
de casa a la escuela,
juntos escribimos
sus primeras letras.

Hemos hecho juntos
cosas muy valiosas,
resuelto problemas
y contado historias.


Y hemos dibujado
montañas, un río,
el sol con un árbol
y sus pajaritos. 

Incluso aquel día
escrito un poema
para aquella niña
que amaba en la escuela.

Que la niña bella
cuando lo leyó,
bajo las estrellas
un beso le dio.



Juguetes de cartón
Los juguetes de otro tiempo
muchos eran de cartón,

estaban huecos por dentro
y pintados de color.
Yo tenía un caballito,
no sé quien me regaló,
era gris con manchas negras,
muy bien lo recuerdo yo,
iba sobre una tablilla
con ruedas alrededor,
como era tan ligero
pocos días me duró,
lo llevaba yo en mis manos,
me caí y se rompió.
La muñeca de mi hermana
también era de cartón,
de tanto jugar con ella
algo sucia se quedó,
y se puso a darla un baño
en un cubo con jabón,
cuando estaba ya más limpia
un trocito se soltó.
¡Ten cuidado, se deshace!
Luego otro, luego dos,
toda estaba ya deshecha.
¡Ay qué pena, qué dolor!