¡Qué momento tan terrible cuando Cristo expiró! Esto fue en la hora nona cuando todo se cumplió. Para asegurar que ha muerto lo han clavado con la lanza, de su corazón abierto ha salido sangre y agua. La maldad toda se ha unido, Satanás y sus demonios para ver a Dios vencido, humillado, muerto y solo. Los discípulos de Cristo sienten gran desolación, su esperanza la han perdido viendo muerto a su Señor. Por pecar llegó la muerte, Cristo, que jamás pecó, a la muerte así la vence y el Señor resucitó. Ya la muerte nada puede es Jesús autor de vida, es su autor porque la crea y porque la resucita. |
El Señor nos ha entregado con su sangre y con su agua el perdón de los pecados y agua viva para el alma. Tal es su misericordia y nos llama a conversión, acudiendo al sacramento de la reconciliación. Es la cruz nuestra esperanza, por la cruz nuestro perdón, de la muerte nos rescata y nos trae la salvación. El demonio que pensaba que era esa su victoria, pero allí quedó vencido, fue en la cruz su gran derrota. Es por eso que el demonio a la cruz no quiere ver, le molesta de tal modo, tiene que retroceder. |
Aceptar la cruz de Cristo me conmueve y me avergüenza que el Señor, por mis pecados hubo de sufrir tal pena. ”Quien quiera venir conmigo -muy claro dijo Jesús- que renuncie a sí mismo, y que cargue con su cruz”. ¿Cómo es eso de mi cruz? ¿Qué renuncia debo hacer? Miraré lo que hizo Cristo, con su ejemplo lo sabré. Esta cruz no es comparable a la que sufrió Jesús, pero yo, para seguirle, debo de llevar mi cruz. Pues mi cruz me une a Cristo no la puedo rechazar. ¡Mi Señor, Tú dame fuerza de llevarla hasta el final! |
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La Cruz ¡Qué misterio tan profundo el misterio de la cruz, no hay amor en este mundo comparable al de Jesús! Acusado de maldades cual infame criminal, es llevado a tribunales que lo tienen que juzgar. ¡Qué crueles enemigos, qué astucia y qué malicia, que para matar al justo utilizan la justicia! Muerto a manos de los hombres, paradoja sin igual, lo han matado tan vilmente los que Dios quiere salvar. |