Crepúsculo

La plácida tarde
de un día de marzo,
cumplido su tiempo
dio paso al ocaso,
oculto ya el sol
el cielo está raso,
tomando un color
rojizo y dorado,
murciélagos vuelan
de uno a otro lado,
son negras siluetas
inquietas danzando,
haciendo piruetas
entre los tejados,
y mientras la luz
se sigue apagando volviéndose el cielo
oscuro azulado,
ya apenas se puede
seguirlas notando,
tan solo hay luceros...
la noche ha llegado.
El montón de barro

Con botas de goma
qué bien que jugamos
y nos divertimos
cruzando los charcos,
los carros pasaban
formándose barro,
los hombres del pueblo
ya lo han retirado
y todo en un sitio
está amontonado,
allí que se oree,
se vaya secando.
Después de unos días
de tiempo soleado
está ya muy duro,
parece compacto,

y hay quien apuesta
subirse a lo alto,
cuando hace la prueba
atentos miramos,
llegando a la cima
sus pies se han colado,

por más que lo intenta
no puede sacarlos.

Pedimos ayuda
para rescatarlo,
su padre lo saca
muy sucio y descalzo,
sus botas de goma
están en el barro...
¡Por fuera muy duro,
por dentro muy blando!